En tiempos como hoy

No conozco ningún tiempo mejor
porque no hay mejor tiempo, para mí,
que el que yo vivo.
Todo se puede mejorar, que duda cabe,
pero nunca mirando al pasado.
Eso no es avanzar, es añorar.
Así que no me digas que cualquier tiempo pasado
fue mejor porque entonces dejaré de escuchar.
Dime cómo podemos mejorar y estaré de tu lado.
Es fácil criticar la pasividad actual
diciendo que la gente no se manifiesta contra el paro,
la corrupción, o el sistema económico fracasado.
Es fácil hablar y tergiversar rememorando
pasadas batallas. Es fácil no decir nada.
Lo difícil es hacer algo que no se quede en nada.
Lo imposible es conseguir algo sin renunciar a nada.
Confieso que o lo hacemos todos o yo no hago nada.
Y nadie hace nada.
Así que yo tampoco.
Y así estamos.

Recuerdos 1

Todo empezó tiempo atrás
en este mismo lugar que ahora piso
volviendo al origen de mí mismo. De mi yo.

De la casa surge un huerto y me saluda un manzano
cuya rama me señala la portezuela que da al río.
Traspasar esa frontera siempre me dio escalofríos
y un placer infinito respirar el aire puro de la vida.
Detrás del río, la era, donde jugábamos tardes enteras
dando patadas a un balón con la portería hecha de piedras.
Avanzo entre pontón y pontón atravesando el agua
que en un tiempo pretérito teñían de marrón a su paso las vacas.
Boñigas como pasteles eran su señal más viva.
Cierro los ojos y avanzo entre la hierba, a tientas,
como cuando por la noche jugábamos al rescate
y corríamos huyendo a escondernos detrás de una valla
hecha de piedras que siempre se caía si te apoyabas.
Camino saboreando la infancia hasta sentir
la caliente flacidez bajo mis pies.

Adoro su olor y los recuerdos que me trae
volver a pisar tan perfecta y enorme mierda

Escucha

Me gusta hacer el gilipollas
y liar para los tontos desesperados
que en mi banco se sientan
para hablar de sus diarias preocupaciones.
Gente que no siente la primavera
hasta que la fuman y me escuchan.
La vida, les digo, es muy barata
no cuesta nada malgastarla.

Pásame ya el porro, le digo a uno
que ensimismado me mira fumando
sin saber si soy real o un pedo.
Tome doctor, dígame que le debo.
Me debes una mierda antisistema,
le digo, pero no me entiende.
Mejor vete a tu cueva a cagarla,
y recuerda que la vida no se paga.

Y tú no te desesperes que ya va.
Que tienes una cara de atontado
con esa corbata y traje baratos
que me da pena mirarte la geta.
Ya te lo rulo, pero por favor empieza
a disfrutar de las profundas caladas
porque sino te vas a ir a la mierda,
que en mi banco sólo se sienta
la gente que quiere levantar cabeza.
Tú no eres el único que cada día curra
en algo que no le gusta ni llena,
así que fuma, relaja y disfruta,
y deja de parecer un anacoreta.
Que la vida es droga pura
que se esfuma entre en los dedos.
¿Me escuchas?

Vagabundo

Brillar un día sin quererlo. Comprar la vida por dos perras,
las que ganas cuando te invitan los enemigos acérrimos.
Comer las cáscaras que envuelven la comida de los perros
que no ladran, pero que les dan miedo. Odiar la luz
y a morir con los ojos abiertos (¿mejor entreabiertos?).
No pensar nada y dejar que pase el tiempo ausente
de las amargas ideas que acongojan el alma y surcan la cara
haciéndote más viejo. Leer libros deshechos en su mitad
menos cómoda, abrigando el pecho y apretando la espalda
contra una suerte de caja de mudanza. Abrir una puerta
y encontrar mil tesoros ocultos a la mirada, hace tiempo perdida,
del pasajero que cada día viaja a tu lado sin darse cuenta
de que pisa sobre tu casa, tu suelo y el techo que te abriga.
Caminar el mundo en una calle y ser el único que sabe lo que pasa.
Morder la luna con lo que te queda tiñendo de gris la gris acera.

Songster

Abro la mente para embutirme del olor
de la inmensidad que es la vida hecha música.
Acompaño con mi mano el compás de mi inconsciente
abriendo al mundo una puerta de connotaciones.
Simple como un la-do-si-re-do es la melodía
en la que te sumerges al escuchar mi voz.

Puedes compartir el momento ingrávido de mi éxito
sólo por unos minutos colmados de sabor,
y luego otros vendrán a acompañar mi arpegio
del que sales disparado en el segundo movimiento.
Por la nariz sube todo el calor que desprenden
miles de cabezas balanceándose al compás
que de mis manos y mi boca arrojo incandescente.

La píldora nunca sustituirá el efecto de una canción.

Aún puedo salvarme, pero no quiero ser efímero
ni un nombre oculto entre el resto del mundo.
Prefiero abandonarme a mi suerte y mi composición
entre botellas vacías sin mensaje adjunto
y colillas de cristal desangrando mis dedos.
Sólo así seguiré gozando de la irracional admiración
que la gente siente cuando salto al ruedo y sueno
con la música celestial que mi alma tiene.
Me siento el ser más poderoso del universo,
sensación que si en la soledad de mi cuarto pierdo,
recupero empotrándome su esencia en vena.

No se puede vivir sin ser dios, una vez que lo eres.

Déjame

Tristeza que ahogas mis ojos,
que no me deja levantar la cabeza,
agotando mi fe y mi paciencia,
inundando mi vida de lodo,
pisando las ganas de todo,
enterrando mi risa en el fondo,
pudriendo mi alma con gozo,
matando los días despacio,
dejando morir las semanas,
machacando imponente los años,
déjame en paz, por favor.
Abandóname y desaparece pronto,
porque no puedo más.
Ya no aguanto el olor que desprende
mi vida podrida descomponiéndose
por la aflicción, la melancolía y la pena.
Que si me miro me doy hasta asco.

Sinrazón

La razón turba el alma y llena la mente
de vil realidad matando toda utopía,
como una guadaña bien afilada rasga
la verdad en su justa medida y mitad.
Un animal voraz embutido en su disfraz
tratando de mostrar todo su poder
entre el frío y el calor que es la muerte
cuando se presenta por primera vez.
Insensible arma genocida
que mata los sueños y la utopía
con un golpe certero y seco
en el centro mismo del corazón.

De la vida al fin y al cabo se ocupa primero
para poder dejar hueco al pensamiento
que de poco se transformará en sometimiento
transformando la luz en deformada sombra.

Razón que llamas a mi puerta, no te quiero.
Prefiero caminar distancias sin rumbo fijo
en un acertijo de vida sin miedos
encontrando a cada paso algo nuevo
que celebrar ausente de complejos.
Transparentes días llenos de ideas
sin ninguna razón aparente.

Besos perdidos

Surgen dos besos de tus labios
que se pegan a mis mejillas
como puñales henchidos de fuego.
Hace tiempo que mis labios
ya no se empapan de tu saliva
observando la escena de lejos.

No sé cuando dejaste de hacerlo,
pero la verdad es que desde hace tiempo
ya no siento nada cuando me besas
si sustituyes mis labios por mis penas.

No sé por qué no buscas mi boca
y la besas con el cuerpo entero
volviendo a mi esencia y mi vida
ahogando la amargura en mis venas.

La puerta de salida se cierra
y la esperanza se va con ella
llenando mis ojos de sal mojada.
Hace tiempo que mis sueños
ya sólo son amargas pesadillas
en las que te vas y yo me quedo.

No sé cuando empecé a pensarlo,
pero la verdad es que desde hace tiempo
sé que es otro el que tú besas
cuando sin ganas a mis labios te acercas.

No sé por qué no me dejas
y te vas a abrazar otro encuentro,
para morir y rehacer mi vida
cambiando el dolor por la tristeza.

Al final sólo buscas el momento
para decir lo que ya no ocultas
que de mí ya no te gusta nada.
Hace tiempo que mi cuerpo
ya no te toca ni te interesa,
que lo que quieres se encuentra lejos.

No sé cuando perdimos los besos.

R. K.

A veces lloro,
y siempre me callo.
A veces grito
y no se oye nada.
Nunca me escucho
pero siempre respondo
que no pasa nada
pero pasa de todo.
A veces lloro.

Cuarenta grados bailando a Johnny Hartman,
y eternos paseos en una F por mirada.
Deteniendo el paso en cada cruce
y en cada puente buscando la calma
que retratar con mi objetivo
a su suerte hace tiempo abandonado.
Viviendo un encuentro que no pretendía
llenando la vida en un solo momento
volviendo a una vida que ya no quería,
a veces lloro.

Y sin pensarlo
cierro los ojos
salgo corriendo
y busco en un puente
ahogar mi lamento.

A veces lloro, Francesca,
y nunca hallo consuelo.

gritos en silencio

Una voz a lo lejos grita
en la oscuridad dormida de la noche
aullidos ausentes de reproche
en un cuerpo que se agita.
Grita, grita, y desmaya el alma
que la vida se traga y vomita
llena de cosas bonitas
si te desgañitas y luego callas.

Un cuerpo durmiendo sueña
momentos ahogados en una lágrima
que lentamente se derrama
sobre el manto blanco de su cara.
Duerme, duerme, y despierta el alma
que de sueños está hecha la vida
con momentos que nunca olvidas
si te giras y abrazas la nada.

Balance

Diseño balanzas y siempre se ceden
hacia el lado menos esperado
hacia aquél que menos me da.
Llega la noche y me canso
con los ojos empequeñecidos
por días vanos
desproporcionados
inclinados.

Oscuridad repleta de sueños
donde no concilio ninguno de ellos
donde entre estrellas naufrago.
Desequilibrada vida balanceada
descentrada
vacilante.

Escribo sobre líneas salteadas
yendo y viniendo
sin un jueves que me atrape
ni suerte ni mensajes.
Exhalo humo de ida y vuelta
dibujando letras oscilantes
que mueren al derramarse
sobre el suelo mis cenizas.