R. K.

A veces lloro,
y siempre me callo.
A veces grito
y no se oye nada.
Nunca me escucho
pero siempre respondo
que no pasa nada
pero pasa de todo.
A veces lloro.

Cuarenta grados bailando a Johnny Hartman,
y eternos paseos en una F por mirada.
Deteniendo el paso en cada cruce
y en cada puente buscando la calma
que retratar con mi objetivo
a su suerte hace tiempo abandonado.
Viviendo un encuentro que no pretendía
llenando la vida en un solo momento
volviendo a una vida que ya no quería,
a veces lloro.

Y sin pensarlo
cierro los ojos
salgo corriendo
y busco en un puente
ahogar mi lamento.

A veces lloro, Francesca,
y nunca hallo consuelo.

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