Reencuentro

Vuelcos que da el alma
al sonar en el piano la profunda melodía.
Se deshace mi cuerpo en llamas
humillado ante toda su fuerza.
Años de lunas perdidas.
Piedras sobre las que tropiezo.
Una nueva oportunidad
de regalarme un trozo de olvido.
Y todo se llena de aire nuevo.

¿Cómo estás, cuéntame?
Que todo ha cambiado ya lo sé,
siempre hay una flor que te atrapa
y te recoge entre sus pétalos
presentándote la visión del edén.
Ya ves, ahora nada es lo que fue.
El autobús ya nunca para
ni yo escucho sus promesas.
Ya no brindo por mi vida.
Ahora bebo para recordar.
Ya no me gusta ver a la gente
y ya nunca digo lo que pienso.
La revolución resuena como algo lejano
y mi cerebro se ha atrofiado.
Ya ves, me miras y no me conoces.
Ha pasado el tiempo y me has echado de menos
pero ahora que me ves
te alegras de que haya cambiado
y que no sea aquél que has idealizado,
como se hace con los recuerdos,
ignorando lo malo y amplificando lo bueno.
Pero cuéntame ¿Tú cómo estás?

De su boca salen
las palabras más huecas
sin el menor de los sentimientos
prescindiendo de ornamentos
sucediéndose en una suerte de letanía
ocultando todo su significado.
Ya no oigo nada,
se acerca el final,
la despedida,
dos besos.

Nos vamos contentos,
cada uno por su lado
después de cerrar las heridas del pasado
en cinco minutos de reencuentro.

Fumando

No, nunca se alcanzan las estrellas.
Allá donde ahora estés puedes gritar.
Las estrellas no dejarán de brillar.
No vives en la realidad
No has nacido aún.
Olvidarás que yo estuve allí
y que te hice soñar con poder volar.

Todo aquello que pensabas se ha ido.
Tú dijiste que me amabas
y ahora pierdes el tiempo entre hadas.
No vives en la realidad
No has crecido aún.
Puedes intentar hablarme
y allí estaré para poder responder.

Lo que un día bebimos se consumió.
Si tus manos me tocaran de nuevo,
si tu mirada asomara por la ventana,
verías que cada día sobrevive
con su propia esperanza.
Los edificios, si te fijas, están cansados
de estar siempre ahí, de pié.
Necesitas mis ojos.

No, nunca se alcanzan las estrellas.
Sorbes una taza de amargo café
y la noche se consume en tu boca.
No te quedes mucho tiempo
no has envejecido aún.
Saludarás a las maltratadas calles
como una luciérnaga llena de luz.

Yo mientras tanto caeré sobre la cama
imaginando lugares repletos de mí
y como un narcisista soñaré
con la belleza de mi ser llenándolo todo
sin pensar en cuál será el siguiente paso
llenando el tiempo de espeso humo.
Puede que me retrase.

Es necesario

Deja de mirarme así.
Cada día me levanto y la mirada me vomita.
No es que no le guste lo que ve
si no que le repugna plenamente.
Y yo me repito una y mil veces,
eres el mejor, eres el mejor.

Parece que fue ayer cuando me dejaste.
Te fuiste con aire displicente
sin darme ninguna explicación.
Dijiste: es necesario. Me voy.
Desde entonces mi cabeza repite aquella frase
un día tras otro, como un enajenado.
No me diste ni una oportunidad
tirándome como a un vaso de cumpleaños
aplastando mi plástico blando con una mano,
llena de rabia, echándome la culpa de todo,
pisándome hasta hundirme en lo más hondo.
Te odio y te sigo amando.
Gracias por haberme hecho sentir algo.
Ahora ya nunca podré sentir nada.
Hubiera preferido que me mataras
a condenarme a este calvario.

Has conseguido que me eche la culpa de todo
y no me puedo ni ver reflejado.
Fui yo el que te perdí y no tú a mí.
Y ese pensamiento me está volviendo loco.
He luchado contra mi propio ser
tratando de ganar alguna batalla,
diciéndome que soy el mejor
alargando el tiempo
sabiendo que la guerra ya se perdió.
Y ya me he cansado.

Cada día me levanto y la mirada me vomita.
No es que no le guste lo que ve
si no que le repugna plenamente.

Ya no tendré que volver a verme reflejado
en el espejo que poco a poco se tiñe de vaho,
donde escribo que “soy el mejor”
mientras la vida se deshace en agua caliente.

Te pido perdón si alguna vez te hice daño.
Si alguna vez no te demostré todo mi amor.
Te pido perdón con el corazón en la mano,
que aunque cuando leas esto ya no latirá,
contigo lo hacía llenando mi cuerpo de vida.
Te pido perdón por haberte amado tanto
y aún así no haber sabido hacerlo bien.

Sé que sólo tú lo podrás entender.
Es necesario. Me voy.

Un secreto

He encontrado las llaves entre el fango
donde me tiré y buceé durante años buscando.
Hubiera preferido el azul del cielo
y los mares golpeando contra un acantilado.
Y ahora que las he encontrado ¿qué hago?

La luz, por desgracia, mis ojos no la aguantan
acostumbrados a navegar en el negro lodo.
La gente no es más que propaganda barata
pidiéndome que busque sus ideas enterradas.
Colándose en mi vida llenando espacios
que nunca estuvieron y que ahora faltan.
Las olas golpean los muros de mi alma.
Esto no es lo que yo esperaba.

Yo soñaba con abrir el cielo a horcajadas
y respirar el aire puro del infinito paraíso.
Soñaba con estrechas calles embarradas,
con un manzano a la salida de mi casa,
con un río donde humedecer el alma,
y un olmo, y la luna, y el sol cada mañana.
Imaginaba mis pisadas llenas de colores
dejando huella con letras estampadas.
Pero encontré lo que buscaba

Me equivoqué.
(Saco una china y la quemo entera.)
Lo que importa es tener algo que buscar.
Yo ahora no tengo nada qué hacer
y cada día que pasa me abandono un poco más.
Tumbado a la sombra de un olmo doy una calada
huyendo de un sol de justicia
mientras miro un río donde arrojo mis penas
con la luna queriendo aparecer a lo lejos
para iluminar la estampa de un pequeño pueblo
que por la noche siempre es difícil de encontrar.

(Se acerca la hora de cenar) Pasearé.
Luego recogeré unos tomates del huerto
y me haré un par de huevos bien frescos
que me regaló el otro día la Señora Tomasa
recién cogidos a sus gallinas – según decía-.
Leeré un libro que tengo ganas de empezar
y me quedaré transpuesto admirando la luna
iluminando la ladera y las perfectas estrellas
que aquí brillan con todo su esplendor.

Os diré un secreto, ¡me aburro!

dadeloS

La soledad se instala
en los labios, que duelen
al cuartearse resecos.
En el brillo de los ojos
oscureciendo la mirada.
En la lengua resquebrajándola.
En el eco del salón.
En la heladora cama
que ya nunca estará hecha.
En una marca en el pecho,
y en el vaho de una ventana.
En la factura del gas.
En la nevera vacía.
En el lavavajillas roto.
En el mueble bar
y en los ceniceros repletos.
En una taza de café.
En el silencio.

Se propaga en una metástasis vital
ocupando cada rincón
ahogando cada espacio.

La soledad un día te visitó
para no salir y hacerse dueña
de tu mando a distancia.
Ya no se levanta de tu sofá,
y pasa el día tumbada en tu cama,
organizando tu vida
para que nunca hagas nada.
La soledad te hizo el amor
y te casaste con ella
jurándole total dedicación.

Te eligió, la probaste,
y ya no sabes vivir sin ella.
Ahora siempre tienes vaselina para los labios,
llevas gafas para ocultar tu tristeza,
ya no gritas en el salón
y has puesto otra manta en la cama.
Ya no te acercas a la ventana
para no ver más allá.
Siempre tienes fría la cerveza
y nunca te falta hielo y alcohol.
Fumas como un carretero
y el sexo no podría ser mejor.

La soledad, dices, es perfecta.
Para mí, no.

No leas esto

Quizás cada día me siente debajo de un árbol
y abra un libro con mil historias. (¿Qué leo?)
Nada bueno. Eso es lo que dicen los sabios,
los relamidos editores del pasado anquilosado.
Lee eso, lee lo otro, y sobre todo no leas esto.
(¿Qué quieren decir con esto?)
(¿Por qué no leer esto que es más cercano
que tener que leer lo que llaman eso otro?)
Será que yo ya no entiendo o que mi gusto,
del siglo veintiuno, está totalmente atrofiado.
Para escribir algo decente, dice un senil editor,
antes tienes que haber leído más de mil libros,
y todos ellos, sigue diciendo, de hace al menos
dos siglos. - Y yo me descojono por no llorar.-
Hay que ser paleto para leer algo moderno
y tener poca clase para decir qué es bueno.
(¿Dónde se ha visto que un libro diga coca-cola
y no diga un refresco? Eso es una ordinariez.)
A lo que luego añadirán que es innecesario.
Y así voy aprendiendo a no decir lo que pienso,
y a andarme con rodeos para no decir sexo,
o pepsi, johnnie walker, coño, polla, puta, o pedo.
(¿Será que los políticos nunca leen nada nuevo?)

A mí me podrán criticar lo que quieran porque,
la verdad, me la pela. Yo seguiré leyendo
lo que me gusta y me llega, lo que sea,
de quien sea, y ya sea en prosa o en verso.
Y de momento (será porque acepto mi tiempo)
seguiré escribiendo como yo lo siento.

(¿Y si Cervantes viviera? ¿Qué haría?)

Chimteka

Llevo la muerte dentro
como un gusano de pies a cabeza.
A veces hablo con ella
porque no la temo. Me entrego
a su consecuencia, a lo cierto.
Sólo lamento haber traspasado
el padecimiento al futuro venidero.
Semilla de la muerte soy
señalado por la falta de entendimiento,
víctima de la moral impuesta,
del vacío y el alejamiento.
No hay futuro, ni objetivos, ni milenios,
ni historias que contar.
Moriré entre fantasmas que pronto
me seguirán.

Garland

Abro
y en cada puerta encuentro un mundo que me habla
Paro
y de mis pasos hay una sombra que me avanza
Cierro
y de un portazo se abre el cielo pigmentado

Canto
lo que no digo si me pides que lo haga
Bailo
si cuando ando me tropiezo entre fantasmas
Sueño
con altos vuelos y un berilo de esperanza

Cuento
lo que no siento cuando intento no pensarlo
Hablo
con la palabra humedecida y sulfatada
Callo
y en el silencio se hace fuerte el compromiso.

Sola
entre fantasmas que me ahogan con sus capas
Sigo
con el destino que se enreda entre mis patas
Vivo
en un arco iris de baldosas amarillas.