Madurez

Sentado sobre una silla enmudeció.
En la ventana se dibujaba el momento presente
y el pasado se rescribía en su mente.
Inmóvil frente a un papel en blanco
su mano sujetaba una estilográfica.
A primera vista no ocurría nada
pero su alma había salido volando por la ventana.
Y así pasaron los días, impertérritos.
Repasó su vida desde el primer día
hasta que por fin llegó al momento en el que
todo se paró quedándose vacío para siempre.
Viendo que su alma le saludaba desde
el otro lado de la ventana, y Wendy no estaba
para ayudarle a atraparla, se lanzó a por ella.
Tardó casi unos diez segundos en desvanecerse.
Bajó un ángel y agarró su alma burlona.
Indignado se precipitó contra el suelo
y cuando se hallaba a dos metros de él
la lanzó con todas sus fuerzas para que
de un solo golpe llegara al mismo infierno.
La gente que se encontraba en torno al cuerpo
de pronto sintió como el frío calaba sus huesos
sin saber que era nuestro ángel que a su lado
posaba su mano sobre el inerte pecho haciendo
que aquél Peter Pan reviviera de nuevo.

Al despertar pudo escuchar una voz
que llorando desde su interior le decía
“ahora tendremos que soportarnos”.

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