Sacrificio

Había una razón para abandonar y dejar sola
a la vida que con su pezón te alimentó.
No había tiempo ni espacio alrededor de nada
siendo la muerte la que un día te alcanzó.
Creciste, pero no del todo.
Nadie te hablaba.
Cargaste el arma que tu cabeza amamantaba
hasta clavar seis certeras balas en el corazón.

Alma de poeta y voz de mutilado.
Discurso que a todos encandilaba.
Tus ojos siempre decían lo que pensabas
y tu boca sólo se abría si interpretabas.

Tu canción llenaba el aire de palabras
que se esnifaban con la mayor tristeza.

La esperanza se esfumó sin su amor.
La desconfianza el origen de todo.
La música la fuerza de la pasión.
El aria fue la desesperación.
Non mi conosci. Sposa. Madre.
Morir mi lascerai.
Sobre el escenario se hizo realidad.
La castración fue completada.

Anuncio

Una hormiga tiembla
cuando mi pié baja y le recuerda
que es carne de cañón.
Y a mi no me estremece
mirar al suelo y verla.
Será que soy un cabrón.
O será que no me interesa,
que me da igual que viva o muera.
El caso es que es su camino
y fui yo el que se cruzó.
Esquivo a la hormiga y la miro
para ver cómo hace camino
adentrándose en el hervidero.
Sigo a la fila y me encuentro
que de un manzano se nutre la reina.
De sus ramas arranco una pieza
que me como y saboreo.
Así es la vida, anuncia el televisor,
donde si no fuera por Adán y Eva
nos moriríamos de inanición.
Disfruta la fruta, ¡por Dios!
que es el pecado lo que a la vida
alimenta y da sabor.
Pero sin burbujas, por favor.

Declaración post mortem

Mi cama está deshecha bajo tierra.
Nunca encontraré mi corazón en ella.
La almohada se perdió en el cielo.
Nunca llegaré tan lejos.
Te amaré como sólo yo sé.
Buscaré mi corazón en tu pecho.
Te abrazaré cuando sople el viento,
con el sol acariciaré tu cuerpo
y con la lluvia te haré el amor.

Te amé hasta caer muerto.
Y muerto, te amaré también.

La lógica loser

Ando así, como perdido,
desgarbado y con el pelo recogido.
Escribiendo sobre un papel de fumar
letras que se clavan en una mesa.
Sin ideas.
Quizás sea un mal comienzo,
o un día gris sin paraguas.
No lo sé, no lo tenía planeado.
Al final siempre me mareo
y busco en el silencio la respuesta.
Lo siento. Te impaciento.
Será el cambio de estación
o lo que ya no veo en el espejo.
El caso es que ahora no puedo
escribir lo que te gustaría,
porque no existe la verdad sin la mentira.
Entiéndeme, no soy muy bueno explicando.
Es la lógica del perdedor.
La única manera que algunos entendemos.

Adivinanza

Pasa, entra.

Siéntate.
Relájate, no pasa nada.
Mírame.
Y no hables.

Ahora desnúdate.
Despacio, por favor.

Acércate.

Tócate.
Eso es.

Sigue bajando.
Eso es.

Lo haces bien.

¿En que pienso?

Aquí y así.

Aquí estamos.
Como siempre soñamos.
Manejando con los besos
lo que no alcanzamos con las manos.
Así estamos.

Los sentidos embriagados
sobrepasan el tacto de la piel
con el único y objetivo primario
de otorgarnos la máxima satisfacción.
Un largo viaje nos espera.

El amor se abraza al deseo
creando un círculo perfecto
que representan nuestros cuerpos
cuando se tocan y arquean.

De nuestras formas somos expertos.

Puedes nublar mis ojos con mil pañuelos
que siempre sabré llegar al epicentro
que te precipite a la inconsciencia
del placer infinito recorriendo tus huesos.

Puedes probar con la boca mi veneno
que siempre volverá el momento
en el que me levante y con paciencia
navegue eternamente en tu perfecto.

Aquí estamos.
Aprovechemos.
Quién sabe si mañana...... mañana…
Mañana repetiremos.

Crueldad

Tumbado sobre un banco de madera
en la estación depresión,
estuve esperando a que nadie viniera.
Y nadie vino.

Pude seguir allí sentado
pero un día me levanté.
Después de mucho tiempo me levanté.
Debió de pasar más de un año
durante el cual helé el alma,
ralenticé el corazón,
y soñé con un encuentro casual.

No fue. Nada ocurrió.
Fue el tiempo el que me levantó
con las palabras que no escuché.

Más débil, más delgado,
abandoné la estación.
Cogí el primer tren, y sucedió.
Las miradas se cruzaron.

De vuelta al mundo sonreí.
Me dolió la cara.

La absurdez de pronto me visitó,
y como un loco comencé a reír.
La gente me miraba,
pero yo estaba embriagado
por la alegría desbordada.
Hasta que roto por el dolor me detuve.

El coche no me vio.

Una y otra vez

Suena una melodía en la noche
y tú sentada sola en la cocina
esperando a que venga él.
Se escuchan unos pasos detrás
y llorando te giras a mirar
lo que ya no volverás a ver.
Una mano se rompe en tu cara
y en el suelo sus pies se disparan.
Tiembla la luz con cada golpe
cuyo único motivo fue el alcohol.

Como cada noche al regresar
sus manos te buscaron sin avisar.
Pero aquella noche no se frenaron
hasta ahogar tu cuerpo en su charco
deshaciendo una vida de terror.

No es la historia de un maltratador,
es la historia de muchas mujeres
que cada noche se sientan a rezar
pidiendo a dios que no vuelva más
y que se ponen a temblar
cada vez que él llega tarde.

Papel mojado

Aguantar la respiración.
Me diste lo que tengo,
tu cuerpo criminal.
Adiós mundo cruel.
Navego por un cielo nublado
donde ya no me queda nada por ver.
Tú y la oscuridad, yo y el dolor.
Adiós a la mano que un día
me agarró fuerte y tiró
desgarrando mi corazón
y llenando mi boca de un dulce sabor.
La soledad significa
que la crisis ha comenzado,
y un cigarro se consume en mi mano
nublando el alma con el hedor
de mi boca al exhalar
los deseos enterrados.
Entre nosotros todo ha terminado.

Aguanto la respiración,
dejando pasar el tiempo
hasta vomitar lo versos
sobre lágrimas de papel.
Papel mojado.

Por fin me han llamado

Por fin fueron ellos y no yo quien llamó.
“Hola, quería hablar con ¿un ser de la nada?”
“Sí, soy yo, ¿quién me llama?”
“Quería hablarle sobre lo que nos mandó,
lo hemos estado leyendo y hemos pensado
que podríamos editarlo ¿Qué le parece?”
“Mucha gente lo ha leído ¿Quién eres?”
“Ah, disculpe, llamo de la editorial”
“Es evidente, pero ¿Qué editorial?”
“Ediciones @$%&%!!\#€”
“Ah, no sabía que se lo hubiera mandado”
“Sí, lo recibimos el año pasado”
“Vaya, ha pasado mucho tiempo”
“Sí, disculpe, recibimos muchos trabajos”
“Ya”
“¿Entonces le parece bien que nos veamos?”
“No estoy interesado, pero muchas gracias”
“Pero fue usted quien nos envió sus poemas”
“Sí, pero esos poemas ya no son míos,
ahora pertenecen al pasado, ya no me interesan”
“Entonces ¿Qué hacemos? ¿Tiene algo nuevo?”
“Sí, pero si se lo envío pasará otro año
y ya ni siquiera me acordaré de ellos”
“No, esta vez le contestaremos rápido”
“Entonces, sí que ya no me interesa”.

Deseo

A lo lejos suena una sirena,
y los recuerdos enfocan el pasado.
El tiempo no se mueve.
La cama donde sumerjo mi cuerpo.
Tantos momentos.
Tanto silencio.
Recordarte es como un duelo
que se clava dentro y retuerce.
Mi mundo sigue echando de menos
tu cuerpo pegado a mi espalda
con tu todo llenando mi nada.

El deseo empaña mis ojos.
Que vuelvas es mi deseo.

Ahora lloro con angustia.
Sólo busco un desahogo,
vaciarme entero
olvidar los recuerdos,
tu cara en el momento
final de tu enfermedad.
Fue bonito conocernos,
dos amantes locos,
viviendo sin complejos,
la felicidad,
eternos los besos.
Y luego tu muerte
en el peor momento,
en nuestro apogeo.
No pudiste hacer más,
lo entiendo.
Pero te odio.
Te odio con toda mi alma.
Te amo con toda mi vida.
Soy un vagabundo, una mierda,
ya ni siento ni padezco.
Sólo lloro, ya no río.
Sólo deseo que estés conmigo.
Sólo deseo irme contigo.
Eres lo único que deseo.

Bares

Algo tendrá que decir la gente
que en la barra esperan para pedir
que les sirvan un chupito de olvido
y una copa de lucidez adulterada.
Los bares donde nacen las ilusiones
escondidas en una botella de cristal
haciendo olvidar todas las frustraciones
el día a día y sus fingidas rutinas.
Algo se queda siempre en ese lugar
que se intenta recuperar al día siguiente.
La dignidad o ese poquito autoestima
que se abandona tirada en una esquina,
la más oscura y perdida de aquel lugar.
Algo tendrá que decir esa gente
que como dementes ríen sin parar.

Es una historia que se escribe en los baños
donde la soledad cuida de cada letra
y los espejos interpretan las rayas
que con sus líneas subrayan las palabras
que se inspiran y sirven de inspiración.

Algo tendrá que decir la gente
que con el humo rebosa los pulmones.

Y las camareras hartas de aguantar.

Opera - Rock

Introito: El Final

Una mala mirada
se pegó a mi cara,
y en mis ojos reflejada
una muerte no anunciada.
Quise huir de aquella dama
que vestía una guadaña
con la hoja reventada
de segar cada mañana
con el sol de madrugada
una vida que se acaba.

Un suspiro siempre ahogado
de mi pecho es arrancado
y en su filo retratados
los momentos del pasado.
Una cara he recordado
y he visto que has llorado
con los ojos ensangrentados
sobre mi cuerpo derramado
por el sol iluminado
por sus rayos señalado.

Movimiento 1: El Cielo

Donde ya nunca pasa nada,
donde todos juegan a ser Dios.
Donde no encajo para nada,
donde nunca pasará nada.
Donde se instala la depresión
donde no hay sueños ni razón.
Donde no suena esta canción.
No, no, no.

No quiero no pensar en nada.
No quiero que mi jefe sea Él.
No quiero el silencio de la nada
ni que nunca nadie levante la voz.
No, no, no.

Prefiero arder en el averno
y sentir mi sufrimiento
que esta falta de sentimientos.
Me voy.

Movimiento 2. La Escapada

Dame una razón para no ir al infierno
y despojarme del aire humedecido.
Quiero calor y no un destino,
la droga que arda en el camino.
Ya sabes a lo que me refiero.

Navego por el cielo de San Pedro
y me condeno a bajar al suelo
con el alma y con el cuerpo.
El cielo ya sólo huele a incienso,
y me mareo con tanto incienso,
el olor de los que no han vuelto,
el cielo ya sólo huele a incienso.

Nada nunca ha podido conmigo
condenado a sobrevivir contigo
repitiendo cada día el mismo recorrido
en una letanía de sudados suspiros.
¿Cómo quieres que muera sin tu olor?
Ese olor que el cielo ha escondido

Dame una razón para no ir al infierno
y quedarme en el edén medio podrido.
Quiero tu olor y no lo empíreo,
tus pies pisando sobre mi castigo.
Ya sabes que a ti te venero.

Epílogo. El Infierno

Nadie podrá nunca imaginar
lo que es esto, lo que siento.
Aquí dentro estoy comprometido
con el dolor y el sufrimiento.
Y el Amor es sólo un enemigo
que estruja el alma sin piedad
provocando el mayor desconsuelo
y una angustia y un tormento
que no te queda más remedio
que olvidar que un día existió.

Nunca podré volver a escuchar
tus pasos sobre ningún suelo.
Aquí dentro el aire está infecto
y tu olor ya no lo recuerdo.
El sonido es sólo un grito eterno
que encoge el alma sin compasión
no pudiendo escapar de su eco
recordándome que este tormento
ya no me quedará más remedio
que soportarlo por siempre jamás.

Por siempre jamás
Por siempre jamás