Tengo miedo de lo efímero que es todo esto,
de lo rápido que va todo a mi alrededor.
Hoy casi no es hoy y ya casi es mañana.
Y mañana de igual manera. Círculo vicioso.
No me da tiempo ni a darte un beso,
ni a conversar, ni leer frases sonsacadas.
Malditos tiempos de mensajes directos.
Todos conectados como atontadas cobayas
hablando sin contar nada porque
no hay nada que merezca la pena contar.
(¿Por qué nunca me puedo parar a disfrutar
lo que soy, lo que tengo, en este momento?)
Año 2011, esa es la única y puta realidad.
Piénsalo, aunque la verdad te joda y duela.
Y ahora dime cómo has llegado tan lejos,
si cuando de pequeño lo que imaginabas
era cómo serías cuando llegaran
las olimpiadas del 92.
Don’t let the day goes by.
