Semana Santa

No hay canciones tristes,
sólo canciones y nuestra tristeza.
Entender lo que nos pasa
no se descubre leyendo.
No sabemos entendernos
como tampoco entendemos a los demás.
No es un juego de palabras
ni trato de decir nada.
Sólo pienso en voz alta
tratando de cuidar la letra
y hacerme entender que llegará el día
en que me muera y desaparezca.
No es fácil, créeme, no es fácil
comprender que nada perdura
y que cada día una pieza se derrumba
haciendo retumbar el suelo
que un día acogerá mi tumba.
Nunca sabré responder
a las preguntas que me hacen
si antes no puedo responder
a las preguntas que me hago.
No tiene sentido tener fe
y no preguntarse los porqués.
No tiene sentido temer
lo que seguro ocurrirá.
Así somos de beatos.
Una masa de temores y dudas,
de cantos y procesiones,
entregados hasta la médula,
extendiendo las manos
para tocar la dolorosa imagen
que nada tiene que ver
con lo que en realidad fue.
El alma es una ilusión
como lo es su salvación.
En realidad nada tiene sentido
pero hay gente que consigue dárselo.
Yo no puedo, lo siento,
aunque puedo comprender
la necesidad de hacerlo.