Contracorriente

Va comiéndome la vida
dejándome mordidos los huesos.
Sólo un soplo de aire
y viajaré donde no haya nadie.
Quizás me agarre a un poste
y sea capaz de aguantar,
aunque, la verdad, no lo espero.
Si tuviera al menos a alguien,
una mano que poder agarrar,
seguramente me iría mejor.
Pero estoy solo, y es lo que hay.
Así que me quedaré en la ciudad
donde siempre hay una farola
en la que poder sujetarse.
Caminaré pegado a la pared
y dormiré tapado por las noches.
Si algún día vienes a visitarme
no te olvides de cerrar la puerta,
la corriente podría matarme.

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