Embrace

Una calle que recorro de rodillas
que se pliega para que todo
se haga cuesta arriba.
Lágrimas que desecho
con el dolor que me castiga
como fusta que sostiene el viento.
Padecimiento, soledad,
autocompasión fingida.
Pena, abatimiento,
dolor de huesos
con el alma podrida.
Hoy es un día de mierda,
que me pesa y me castiga.
Qué llegue la noche y me duerma.
Que me estruje su abrazo
y me rompa en pedazos
para recomponerme
con el calor de su cuerpo.
Sin condiciones, en silencio,
sin reproches ni tiempos muertos.
Y descargar sobre su hombro
las lágrimas que ahora escondo.

Sólo necesito un abrazo.

Sombrero

Un sombrero se acomoda
en mitad de mi alma
y el silencio aturde el pensamiento.
Comienzan a llover preguntas
que nadie más me hace.
Y el sombrero que se cae.
Me mojo con las palabras
que de mi podrido corazón
nacen envueltas en sangre.
Todo arde y los pies se ahogan
en un charco que me abraza.
De la muerte un sueño renace,
el único que se cumplirá
en un destino que ahora acaba.
Y la lluvia que no para.
Agua que diluyes lo que soy,
ocúltame en tu gélido manto
y lava mis pecados si los encuentras.
Y el sombrero que se va con la corriente,
para acomodarse en otra cabeza
que nunca sabrá de dónde viene.
Mi sombrero es mi vida,
gris como el día que se acaba.
Hasta siempre amigo del alma.