El amor de su vida

Que ruede el verso, dicen los enamorados.
Lleguemos al fin del mundo que te llevo,
y luego sigamos y creemos uno nuevo,
juntos, algo sólo nuestro, entero.
Ya ves, le dice él, todo lo que pienso
si cuando en el momento pluscuamperfecto
de tu cuerpo sobre el mío me miras.

Que no cese el empeño, dicen emparejados.
Hagamos de nuestro mundo otro mejor,
y sigamos enamorados a pesar del tiempo,
como en el pasado, como forasteros.
No sé, le dice ella, muchas veces pienso
que ya simplemente sólo te quiero
y que ya no siento el amor que sentía.

Que se invierta el tiempo, suspiran alejados.
Volvamos al momento donde empezó todo,
donde los sueños ocupaban el pensamiento,
al fin del mundo, al comienzo.
No puedo, dicen los dos, ya no.
El cariño es lo que ahora tenemos
y ya nada queda de lo que antes había.

Que termine todo esto, lloran desconsolados.
Al menos lo intentamos y casi funcionó,
sólo nos faltó ser un poco más viejos
y conformarnos con lo nuestro.
No llores, se dicen, y casi sin aliento
se besan sintiendo amor verdadero
y se alejan para vagar por siempre a la deriva.

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