Hoteles

Camino por el centro, lento
entre puertas llenas de números;
no me pierdo en cerraduras
ni en saber si alguien me busca
ni en los cuerpos que viven dentro.
No me interesan,
lo mismo que yo a ellos.
Se escucha un clic y me someto
a la heladora soledad de lo ajeno;
enciendo el televisor que no entiendo
y con su ruido me tumbo y tiemblo.
Se oyen gritos,
llenos sexo.
Paredes huecas,
que si golpeo
rompo y reviento.
Amores atrapados en cubículos muertos
por unos minutos y por nunca eternos
escondiendo al mundo todos sus sueños
se encuentran al fin juntos en el desierto.
Amores fingidos en camas con mil cuerpos
que antes que ellos ardieron con sus deseos,
escatimando hasta el absurdo los sentimientos,
huyendo lejos en diez minutos de desencuentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario