Un año más

Estoy sentado delante de una pantalla.
Es jueves, o no, no lo sé. (¿Qué día es?)
La gente a mi lado parece alborotada,
raramente despreocupada. (¿De qué?)
¿Qué está pasando que a mí no me pasa?
Risas, gritos, y ruidos extraños
conforman un panorama deshabituado.
Y la pantalla que se tiñe de marrón claro
por la mierda cagada de algún extraño.
Me piden, me suplican una sabia respuesta.
(¿Será que nadie quiere saber
o qué en realidad yo sé demasiado?)
El mundo se nutre de una pléyade de vagos
que prefieren traspasar a ser traspasados.
Así que ahí me quedo, en la silla plantado
mientras se va haciendo el silencio
en un desierto de moqueta y despedidas.
Lo mismo te creías, que por una vez,
(por una puta vez ¡joder!)
tú también te escaparías en la huída.
Pero no. Tu vida es tu rutina,
y la rutina la droga que consumes día a día.
Año a año, como éste que pronto se termina.

No habrá paz

Por la mañana siempre es temprano.
Nunca parece que es demasiado tarde.
El sol sigue su ciclo iluminando el valle
que se extiende sobre un lienzo
descubriendo la vista de pájaro.
La ventana es una frontera a veces difícil de traspasar.

Al mediodía aparecen los hombres
que sentados almuerzan por obligación.
Adivinar quién dirige la escena
es sólo una cuestión de estandartes.
Caballos, armaduras, lanzas
y sobre el cielo una inscripción
que anuncia cuál será el final.

Cae el sol cubriéndose de sangre
elevando la mirada sobre el horizonte.
Torres, pirámides y templos
antes se erigieron del mismo modo.
La muerte es la obra del hombre
sobre aquel valle obra de dios.
Alejandro Magno un instrumento más.

Siglos más tarde será Napoleón
quien sentando en su váter observará
impertérrito el lienzo, mientras aprieta
para poder cagar sobre miles de valles más.

Hoy “Paz” sigue siendo una palabra poética
que se escribe sobre un rollo de papel higiénico.

Kokkyō no minami, taiyō no nishi

Para Yukiko

Los fantasmas del pasado que ahora me miran
se ríen de mí, y no sé el porqué.
Huye ahora, tú que puedes,
porque después de la histérica risa
llegará una lluvia de lágrimas de fagot.
Vete y déjalo estar. Vete ya.
Y es que después del desahogo
llegará la cuesta abajo y el abismo.
El éxtasis. La postración. El crimen.
Si quieres volver a verme, vete ya, por favor.
Huye de todo aquello que no puedas entender.
Mañana todo se habrá calmado.
Yo, mientras tanto, voy a sentarme a esperar.
Pronto todo se precipitará y quiero estar preparado.

Perdóname, aunque no sepas por qué.

Descansa de mí

Nadie fue nunca un ejemplo a seguir,
y mucho menos lo fui yo.
Es lo normal, todos somos magia negra
que cada día se esconde detrás de una puerta.
La abriste y no te gustó.
No escondía nada, sólo decepción.

Nadie entró nunca en mi habitación,
y a veces tampoco podía yo.
Es lo normal, todos somos sueños rotos
que jamás se cumplen si te despiertas.
Un día entraste y te aterró.
No había nada, sólo dolor.

La verdad siempre se ahogó
en un vaso de Johnny Walker.
El final se adelantó
con diez pastillas en Southern Comfort.
Tú y yo, ahora, llorando, maldiciendo
la suerte que tenemos.
Y esa suerte soy yo, nada más.

Confiaste en mí, y se acabó.
Todo tiene un final.
Siempre el menos deseado.
La muerte sólo es uno más.

Gracias por ser el único mapa
que guió mi camino
en el momento más feliz de mi vida.
Y perdona si me despido con una sonrisa
pero quiero hacerlo así,
acordándome sólo de lo mejor.
Ahora……. descansa.

http://www.youtube.com/watch?v=kL0ASfyPIuU